Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

120) Buen Yule a todos


Buen Yule a todos.

Manu Rodríguez. Desde Europa (24/12/14).

*

*El reino encantado. La pérdida y la recuperación del ser. La catarsis y la anamnesis. La fuente del  olvido y la fuente del recuerdo.
El doble camino, la bifurcación. La letra ‘y’ griega y la leyenda que la relaciona con Hércules. El camino que conduce al olvido y el camino que conduce al recuerdo. El camino ‘malo’ y el camino ‘bueno’. La decisión, la elección.
Lo ‘malo’ es lo malo para la nación arya, para los nacidos aryas, e igualmente lo ‘bueno’. Lo que nos viene ‘bien’, y lo que nos viene ‘mal’. Lo que nos fortalece, y lo que nos debilita. Lo que nos sana, y lo que nos enferma. Discriminar; discernir.
Cómo se vuelve a ser lo que se fue. Cómo se desencanta un  pueblo. A sí mismo se iluminan; a sí mismo se desencantan; a sí mismo se despiertan, se despabilan.
(Esto que voy diciendo vale tanto para los individuos, como para los pueblos.)
Voluntad de esclarecimiento, de verdad, de luz. Catarsis; purificación. El no querer, el no saber, el no probar. Se rechaza el agua del olvido. Se abandona el mal camino. Es el tiempo del anhelo de otra agua. Es el tiempo de encontrar los propios manantiales. Es el tiempo del ‘dónde’, y del ‘cómo’; del recuerdo, de la rememoración. Se va, al fin, por el buen camino –el que nos fortalece, el que nos sana, el que nos vivifica, el que nos ilumina.
Se acrisola el ser en este anhelo y en esta búsqueda; se templa, se cuece; se purga, se purifica. Poco a poco desaparece la espuma, la escoria. Inadvertidamente se des-oculta, se revela, emerge la realidad, la verdad, el ser.
El desvelamiento, el des-ocultamiento, la emergencia del ser. El momento sublime, el beso del recuerdo. El despertar, el volver a la vida; el volver a ser. La súbita anamnesis. La misteriosa iluminación. El momento misterioso. El baño de verdad y de luz. La alegría.
*¿Es posible una anamnesis colectiva? Un sentimiento colectivo de despertar; de estar de nuevo encaminado en el propio camino. De estar donde debe estar. De ser lo que debe ser. ¿Es posible un nuevo inicio colectivo semejante?
Hay razones para pensar que la Alemania nazi vivió esos momentos sublimes. Todos los germanos alemanes, o la inmensa mayoría. Fueron los años jubilosos. El ascenso hasta el clímax. El sexenio luminoso, esperanzador, vivo. De Enero del 33’, a Septiembre del 39’. Luego vino la noche, la caída, el anti-clímax. Hasta llegar a su punto más bajo. Fue el sexenio del dolor y de la muerte; el sexenio sombrío.
Con doce años apenas cumplidos cayó dormida la bella Aurora –el sol, la luz nuestra. Pero ya viene la hora de su despertar, de su volver en sí; de su volver a la vida.
(Los nacidos aryas se irán poco a poco despabilando –unos aquí, otros allá. Éste es el principio del despertar colectivo que ya viene, que ya se anuncia. Vienen los tiempos del ‘desencanto’.)
La experiencia de aquella primera nación arya (de aquella esperanza; de aquel futuro que nos fue arrancado de las manos) tiene aún mucho que decirnos a nosotros, sus herederos. Es, además, el nacimiento de nuestra nación –de la idea misma de ‘nación arya’. Este episodio requiere ser pública  y devotamente conmemorado.
Son los tiempos de Júl. En estos días festejamos a la gran familia de los pueblos aryas; el nacimiento mismo de nuestros pueblos –nuestro venir a la luz. Giramos alrededor de esa realidad que es el frondoso árbol arya. Festejamos el ser nuestro (la familia, el clan, la tribu, el pueblo… la nación de los nacidos aryas). Son tiempos dedicados a los presentes y a los ausentes; a los ancestros, y a los futuros. A todos los nuestros.
Celebremos también en estos días el nacimiento de nuestra nación. Incluyámoslo en el calendario sagrado arya –el que ha de venir; el que hemos de configurar.
Celebremos religiosamente, de hoy en adelante, el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de la nación arya; del sol invicto nuestro.
Buen Júl (Yule) a todos.
Manu

lunes, 22 de diciembre de 2014

119) IdentitAry@s III


IdentitAry@s  III.

Manu Rodríguez. Desde Europa (21/12/14).


*


*La memoria histórica de los pueblos aryas vive como adormecida desde que bebió del agua del olvido (desde que recibió el bautismo cristiano). Desde entonces nuestros pueblos no se reconocen, no se recuerdan; ignoran su ser. Nada, salvo el agua del recuerdo, puede subsanar aquel fatídico error.
La maldita madrastra de los pueblos aryas europeos (la ‘ecclesia’, la comunidad cristiana –judeo-mesiánica) trajo aquella agua maldita. Nuestros emperadores y reyezuelos se aliaron (se ‘casaron’) con aquella celosa y rencorosa comunidad de origen extranjero –descuidando a su propio pueblo. Esta ominosa alianza puso la instrucción de las sucesivas generaciones aryas europeas en manos de los sacerdotes de divinidades extranjeras. Nos hicieron creer que otros eran nuestros primeros padres, otras  nuestras tierras sagradas, otro nuestro dios. Consiguieron que nos olvidáramos de nosotros mismos. Desde aquellos ominosos días duerme el ser nuestro.
Todo aquel que bebe del agua del recuerdo recupera la memoria,  la conciencia; vuelve a la vida; recupera el ser. Esta salutífera agua del recuerdo es nuestro santo grial. No hay duda. No busques más.
Es esencial este despertar, este volver a la vida para enfrentarnos con las armas apropiadas, con las armas propias, a la situación en que ha devenido el solaz de nuestros antepasados  durante nuestra ‘ausencia’.
Nuestra situación es hoy mucho más peligrosa de lo que fuera en cualquier otro momento de nuestra historia. Hoy corremos el peligro de desaparecer como etnia, y como cultura.
La respuesta adecuada de Europa. Que Europa se revuelva indignada, airada, al tomar conciencia del estado en que se encuentra –invadida, asediada, ocupada; pisoteada y mancillada.
Los que tal discurso  sostenemos defendemos nuestra causa, la defendemos ante los nuestros, y queremos que se unan a nosotros. Es un mecanismo de defensa completamente legítimo y natural, y un síntoma de salud. Estamos siendo atacados; se busca nuestro debilitamiento y postración. Se pretende acabar con nosotros.
Otra agua del olvido circula hoy, igualmente judeo-mesiánica. Hablo de la envenenada palabra de los predicadores marxistas, multiculturalistas, internacionalistas, progresistas, de ‘izquierdas’… que han terminado hundiendo a Europa en la miseria étnica y cultural; en la ruina biosimbólica, espiritual.
*Decadencia y ruina de las civilizaciones/culturas. Causas y síntomas. Sumeria, Egipto, Persia. Grecia, Roma… Europa.
Causas externas y causas internas.
La corrupción generalizada, el envilecimiento colectivo, es tan sólo un síntoma.
*El completo mundo mitológico germano resulta un tanto escuálido al compararlo con  el griego. No digo que no puedan hacerse reflexiones al respecto, pero éstas no serían comparables a las reflexiones filosóficas, literarias, jurídicas, políticas, artísticas o meramente ‘existenciales’ que nos proporcionan el mundo mítico griego. Sólo el  mundo mítico romano le sigue en complejidad y riqueza, y aun así, no se le puede comparar.
*En todo ‘nacimiento’ no puede faltar un nacimiento, claro está, pero se pueden unir ambas tradiciones (árbol y nacimiento) incluyendo en estos montajes un árbol específico vinculado a tal o cual  tradición:  el fresno (Yggdrasil), la encina (Dodona), el roble (Zeus), el abedul (Birgit), el olivo (Atenea), el laurel (Apolo)...
Podemos tener ‘nacimientos’ que plasmen los inicios, los orígenes, los ‘nacimientos’ de los pueblos aryas (griegos, romanos, germanos…); de las naciones aryas europeas.
Recordemos también ese ‘re-nacimiento’ que duerme desde la derrota inicial, el que tuvo lugar en la Alemania del siglo pasado (una aldea alemana o austriaca cubierta por la nieve –con toda la iconología arya del período).  Las estampas navideñas que circularon durante el período nazi, en los años de guerra, con sus soldados de guardia y a lo lejos la aldea.
*El prerrafaelismo y posterior modernismo (‘arts and crafts’, ‘art nouveau’, ‘jugendstile’, ‘sezession’, ‘liberty’…) son los últimos estilos artísticos propiamente europeos. El último gran arte europeo.
*El caso de los numerosos personajes ‘famosos’ del pasado siglo (y del presente), pertenecientes al mundo del ‘arte’ (actores, pintores, músicos, escritores…), de la política, o la economía, medio judíos y medio polacos, medio húngaros, medio rusos, o medio alemanes. En Europa y USA. La mayoría de estos personajes que digo tienen una  apariencia completamente europea (caucásica). Nadie diría que tienen sangre judía (semita). Probablemente la parte judía ya era también mestiza. 
Hay que decir que los judíos genuinos desprecian y odian todo lo ‘goy’  (lo otro, lo no judío), tanto los rasgos étnicos como los culturales (tanto las razas como las tradiciones y costumbres). Y que en determinados ámbitos judíos, a estos medio-judíos de aspecto tan europeo (tan caucásicos), no se les acaba de reconocer como tales por considerarlos extraños, ajenos, una mancha en el linaje ancestral.
Si es cierto que el ADN mitocondrial de la mayoría de judíos askenazíes procede de Europa, esto es, de madres europeas no judías, podemos concluir, siguiendo las leyes judías al respecto (que dicen que sólo los nacidos de madres judías deben ser considerados judíos), que tales askenazíes no son judíos. 
*Las estrategias frías blandas (como el camuflaje o el pasar desapercibido) son más propias de comunidades pequeñas e inseguras (los judíos de la diáspora) que temen desaparecer. Son medidas de urgencia, de supervivencia.
*Los semitas y las clases improductivas y parásitas. Los sacerdotes (Moisés) y los políticos, sindicalistas y demás (Marx). No me olvido de los intermediarios –de comerciantes, banqueros, usureros…
*La ambición de dominio en las ideologías universales –religiosas o políticas. Los correligionarios no dudan en matarse entre sí (lo vimos incluso entre los judeo-bolcheviques –las ‘purgas’). Hay guerra eterna entre ‘ortodoxos’ y ‘heterodoxos’; entre sectas. Un espíritu sectario, intolerante, y criminal les anima desde que nacen.
El enemigo de los pueblos no se detiene ante nada, ni ante ellos mismos. No ha lugar para pactos, treguas, o tibiezas. Destrucción, destrucción, destrucción.
*El enemigo ha conseguido que cedamos, que abandonemos la preeminencia que ocupamos de manera natural en nuestras propias tierras; que optemos por el otro; que nos ‘abramos’... Esto sucede en nuestras ‘hechizadas’ sociedades. Es la estrategia habitual. Provocan la auto-destrucción, la auto-extinción del otro (cualquiera éste sea).
*Europa, la Europa europea, está en trance de desaparecer. Va camino de su extinción. Otra Europa vendrá que ya no será la nuestra, la que heredamos de nuestros antepasados. Si todo sigue como hasta ahora, no duraremos mucho, uno o dos siglos. En unas pocas generaciones quedaremos reducidos a minoría en nuestras propias tierras. Sobrepasados por multitud de pueblos africanos, asiáticos, y amerindios. Adiós naciones, Estados, pueblos europeos milenarios. Es el fin. De nada habrá servido el esfuerzo de nuestros antepasados; su obra –aquella que aspiraba a la eternidad. Todo quedará en nada.
Pero no quiero hablar sobre nuestra extinción, yo lo que quiero hablar es de nuestro renacimiento. Casi extinguido nuestro espíritu tras la experiencia nazi, sólo nos queda renacer. Hacer posible este renacimiento; traer de nuevo a la luz a este pueblo nuestro. Ésta es nuestra labor.
*Aquellos que sufran persecución, maltrato, o muerte por causa de su pueblo, serán salvados; nunca perecerán; nadie les arrebatará la gloria; gozarán de perpetua memoria.
*El período nazi, el nazismo –desde su origen hasta su cuasi-destrucción, sin olvidar los años que siguieron a la guerra–  debe ser tenido como santo, sagrado. El destino de los pueblos germanos,  el destino de la primera nación arya. Lo que padeció aquel pueblo.  Millones de héroes, y de mártires.
Nosotros contamos nuestra propia historia que es, ciertamente, la historia de los vencidos.  Pero es veraz. Porque nosotros amamos la verdad. Somos cultores de la verdad. Aunque ésta testimonie en contra nuestra. “Decir siempre la verdad y disparar bien con flechas”, es un viejo adagio nuestro. Nosotros estamos comprometidos con la verdad desde antiguo.
Nosotros entendemos que la verdad es el ser; que una y la misma cosa son la verdad y el ser. Traicionar a la verdad es traicionarnos a nosotros mismos –el ser que somos.
Nosotros cultivamos el ser propio, que es la verdad propia. El ser propio es el ser colectivo nuestro,  el ser arya.
La nación arya es la comunidad de los nacidos aryas. La identidad arya es la identidad étnica y lingüístico-cultural (simbólica) arya.
*El alma de los pueblos. La entera memoria colectiva de un pueblo, que es fruto de incontables generaciones, es la que proporciona el ser lingüístico-cultural (simbólico) a los sucesivos miembros, a las sucesivas generaciones. En su origen, la etnia y la cultura son inseparables. En las comunidades étnicas puras, su cultura es su religión –aquello que les religa y les hace uno.
Esta relación etnia/cultura no se debería alterar; esta armonía. Pero lo cierto es que se ha hecho algo más que alterar estas singularidades biosimbólicas, se han destruido cientos, miles de etnias/culturas. Somos muchos los pueblos que hemos contribuido a ello. Y es un daño irreparable al árbol de la humanidad nuestro, que es también el árbol de la vida.
La religión para estos pueblos paradigmáticos era su completa cultura. Su cultura les proporcionaba las claves de su identidad simbólica, de su ser (colectivo). La cultura era su mundo; el mundo en el que habitaban. Porque los grupos humanos habitamos en mundos lingüístico-culturales. Y estos mundos lo contienen ‘todo’.
El recién nacido recibe el saber de su pueblo; recibe su mundo. Ese mundo, y ese saber, serán la cuna de su ser simbólico; de su alma social. Las palabras de la tribu.
Las identidades étnicas y culturales hacen a los pueblos.
El ser de los pueblos es, además, histórico. Está el pasado, el presente, y el futuro. Y está la historia común. La historia requiere memoria. La historia común de un pueblo y su memoria colectiva están correlacionadas.
Un pueblo que tiene pasado, que no olvida su pasado. Que no duda en reconocer los aciertos y los errores. Que no retrocede ante sí mismo. Que se conoce; que se estima. Que no se abandona. Un pueblo digno.
*El caso de aquellos australianos (aborígenes) que fueron devueltos a la tribu (ya ancianos), o que volvieron, o se reencontraron con ella. Abrieron una demanda contra el Estado y la Iglesia (no sé qué secta cristiana), por haber sido separados de su comunidad, siendo niños, y privados de las tradiciones de sus antepasados. Fueron secuestrados, separados a la fuerza de sus padres y hermanos, de los suyos. Caso ejemplar, y primero, que se sepa, que deberíamos tomar en consideración; un precedente jurídico.
La extinción de culturas sólo se produce bajo las ideologías universalistas (religiosas o políticas). Hasta ayer mismo. El secuestro de niños en Australia. La educación cristiana obligatoria (¿qué secta?) en Estados Unidos (el decreto de 1890), el secuestro de niños –los niños (indígenas) eran arrancados a la fuerza de sus familias y educados en escuelas del gobierno (en MacGregor).  La entrega (obligatoria) de un niño (varón) por cada familia  en el budismo tibetano. La judeo-bolchevización de la URSS, la democratización…
*Hay que decir que en la reciente bolchevización (la URSS, China, Corea, Vietnam…), en la globalización demo-liberal de los tiempos que corren, e igualmente en la cristianización de medio mundo en el pasado, nosotros, los pueblos blancos, no hemos sido otra cosa que armas, instrumentos, vectores. La llamada ‘occidentalización’ del planeta no impondrá otra cosa a los pueblos que el ‘mundo’ judío  (sus engendros religiosos, políticos, económicos, o jurídicos).  Es el triunfo de lo judío, una vez más. Inauguramos, tras el cristianismo y el islamismo, el tercer milenio de ‘orden’ judío.
El enemigo ha logrado, con sus ‘artes’, que se le abran todas las puertas de nuestro ser. Ahora estamos en sus manos. Gobiernan (‘in praesentia’ o ‘in absentia’) en la economía, en la política, en la moral, en la cultura de masas… En todas partes. Es una impostura, una usurpación. No recibimos otra cosa que su discurso, su palabra, su voz.
Aprended de nosotros, pueblos, mirad como se nos destruye desde el interior. Chinos, japoneses… los pocos pueblos puros, ancestrales, que sobreviven. Contemplad nuestra ruina, y aprended. No les permitáis la entrada en vuestras tierras a esta peste, a este mal, porque será vuestro fin.
La Europa blanca, arya, y la Magna Europa, es un barco que zozobra, que se hunde sin remedio. No reacciona, no se despierta, no hace nada. Paralizada, hechizada, confundida, engañada. Mirando hacia otro lugar. Alucinada. Viendo visiones, ‘películas’, mientras tanto.
*Destruir la psicología colectiva, el alma social. Destruir las identidades colectivas; el ser simbólico. Deshacer un pueblo. Integrar a sus miembros ya deshechos, ya desintegrados y desarraigados, en una cultura otra, en un mundo otro (global, universal, cosmopolita; trans-étnico, trans-cultural –en un ‘imperio’); dotarlo de nuevas señas de identidad… Esto fue lo que sucedió cuando la cristianización, la islamización, o la reciente bolchevización… Esto mismo es lo que hace hoy la ingeniería social de los señores de la tierra en el seno de nuestros pueblos desde sus poderosos medios de comunicación de masas.
Se elabora y reelabora el ser de esas masas desarraigadas. Su volátil ser. No va a la deriva ese ser; alguien lo maneja, alguien lo configura. La ingeniería social es cosa del ‘amo’. ¿Quién es el ‘amo’? Ésta es la pregunta. Quién gobierna, quién manda aquí.
En nuestras sociedades desarraigadas nos tienen entre Matrix y la Nueva Sión. Por aquí podemos ver quién es el ‘amo’: a través del mundo que se nos impone, y la  salida que se nos ofrece. ¿De dónde proceden; cuál es la raíz de ambos? El mundo falso, mentiroso, deforme en el que vivimos, y el mundo futuro que nos ofrecen como perfecto y verdadero son frutos del mismo árbol; vienen de la misma raíz. Es el mismo ‘amo’ quien los diseña e impone. Ambas, la ‘realidad’ y la ‘utopía’, proceden del mismo lugar.
El enemigo, el sistema, nos impone la banalidad de la mentira, de la corrupción, de la impostura, de la injusticia… del mal. Vivimos en una pesadilla; en un mundo falso, corrupto, injusto, impostado… malo (para nuestros pueblos). Vivimos alucinados –encantados, hechizados. Y no veo el despertar.
Los pueblos han de luchar por su genuina realidad; por sus mundos ancestrales. En el nombre de los pasados, de los presentes y de los futuros. En el nombre de los nuestros presentes o ausentes.
*En cuanto a las razas, cuyos nacimientos pueden datarse, incluso, dado que el término ‘racismo’ implica algún tipo de supremacismo con relación a las otras razas, es preferible usar términos como ‘racialismo’ o ‘etnicismo’. En el racialismo o etnicismo se reconoce la existencia de razas o etnias, simplemente, y se busca su consolidación y su preservación. Se trata de las identidades étnicas o raciales de los individuos y los pueblos; de identidades milenarias.
*Hay un viento ceniciento que arranca ramas del árbol de la vida. Un espíritu, un genio… un pueblo letal. Pone en peligro la vida, el futuro de los pueblos, con sus maquinaciones. Entrometido, insidioso, sedicioso,  instigador, cizañero. Muchos de los nuestros lo han visto, y nos lo han advertido. Pero nosotros no acabamos de hacerles caso. ¿Es debido a nuestra inexperiencia, quizás; a nuestra juventud?
Juventud, sí, pero ya no tanta. Mucho hemos aprendido acerca de aquellos que quieren nuestro mal. De su poder casi absoluto. De sus tretas, de sus trucos, de sus estrategias. De su poder de infiltración, de su mimesis, de sus disfraces… De sus medios, de sus instrumentos, de sus armas.
*El enemigo actúa siempre a la ofensiva. Ataca siempre. Todo movimiento hacia nosotros dirigido ha de ser considerado, en todo momento, como un ataque. Piénsese que los flancos son muchos (economía, derecho, cultura, moral, política…), que las armas son variadas, y que el ataque nos puede venir por cualquier lado
*La experiencia nazi fue dura, muy dura. No sólo la guerra, la derrota, y la postguerra. Aún vivimos tiempos duros, difíciles. Vivimos tiempos de hostigamiento, de persecución, de clandestinidad. Hoy leo en las noticias que se quiere prohibir la reedición del ‘Mein Kampf’ de Hitler –la  lucha de Hitler, que es ahora nuestra lucha. El enemigo es consciente del riesgo que se corre editando esta obra. La obra, tras la prescripción de los derechos de autor (o editor), pasa a ser de dominio público. No sé qué editorial (en Alemania) prepara una edición especial anotada con la intención de debilitar o exorcizar los comentarios antisemitas –una edición controlada, vale decir. Pero ni eso. Un grupo judío alemán (un consejo con autoridad) exige al Estado alemán que tal libro no se reedite bajo ningún concepto. Se le tiene miedo, no cabe duda. Es la fuerza del nacionalismo étnico. Del irreductible, del inquebrantable, del invencible, del inmortal nazismo.
La conciencia étnica y cultural. Esto trajo el nacionalismo arya germano al mundo. Renacerá, sin duda, el nacionalismo étnico, y con más bríos. Los pueblos no perecerán. El árbol de los pueblos se recuperará.
La conciencia étnica, racial. El ser que somos. En el nuevo período genocéntrico, biocéntrico, que vivimos. Nueva espiritualidad, nuevo arte, nueva sabiduría. Un verdadero nuevo inicio.
Contra todo globalismo, contra toda universalización –religiosa o política. Queremos que los pueblos sobrevivan, que perduren. Una multitud de pueblos netamente diferenciados. Las etnias/culturas, las singularidades biosimbólicas, son santas, sagradas. El orden étnico. La sociedad de naciones étnicas. En el futuro.
*El nacionalismo étnico arya era el único obstáculo que se interponía entre el enemigo de los pueblos y el poder absoluto; le cerraba el paso. Ponía en evidencia el porqué de sus ‘ideales’ universales, su finalidad oculta –su codicia de oro y de poder, pura y simplemente. No fue sólo la abierta resistencia que le opuso desde el principio, su ejemplo (sus triunfos) podía estimular a otros pueblos. Su éxito (su victoria) cabal hubiera supuesto (conllevaba) la definitiva derrota del enemigo. Había que detenerlo, pues. Tenía que ser combatido y vencido; tenía que ser destruido.
El enemigo destruyó nuestra salvación, nuestra salida, nuestro movimiento, nuestra revolución. La frustró –de momento. Ya sólo quedaba la deslegitimación moral, política, jurídica, social, intelectual… espiritual, en suma, del nacionalismo étnico en todos los rincones del planeta. Su ‘demonización’ universal. Hacerlo imposible o inviable en el futuro. En esto está desde entonces el enemigo de los pueblos.
Hoy día casi nadie se le enfrenta (no hay suficiente conciencia étnica, no hay fuerza, no hay número… no hay valor).  Hoy ya puede decirse que el enemigo casi saborea la dulzura del triunfo final. A punto está, al alcance lo tiene, a la mano.
(Las ideologías universales (religiosas o políticas), las instituciones internacionales (económicas, jurídicas, militares…), la democracia parlamentaria, los partidos de ‘izquierda’, los movimientos ‘anti-fascistas’… Éstas son algunas de las fuerzas que el sistema usa contra el nacionalismo étnico. Son instrumentos del sistema.)
Un triunfo total de las tesis del enemigo de los pueblos (los diversos universalismos religiosos o políticos que circulan por el occidente judaizado; las diversas globalizaciones (de origen judío) que se enfrentan entre sí por ‘ese’ poder) podría tornar en irreversible la destrucción de las etnias y culturas del planeta. Los pueblos seríamos irrecuperables. El árbol de los pueblos, de las etnias/culturas, se extinguiría; quedaría reducido a la sola rama ‘victoriosa’ –que hoy por hoy es la rama del enemigo de los pueblos, del pueblo hostil.
*El nazismo (el nacionalismo étnico) es el único que verdaderamente lucha contra el enemigo de los pueblos y su obra –ese mundo que nos impone mediante violencia o engaño. La única actitud vital que se opone radicalmente –en  esencia, espiritualmente– al enemigo (al ‘sistema’). La solución, la salida para todos los pueblos (el nacionalismo étnico).
*“Prohibidos, pero no muertos”. Goebbels.
*Se nos miente. Acerca de nosotros mismos, y acerca de nuestra historia. Y esas mentiras tienen finalidades  políticas, económicas, jurídicas, sociales, espirituales… Se nos miente para dominarnos mejor. Cuando la mentira falla, aparece la violencia.
Fueron los nazis los únicos perseguidos y aniquilados. Y lo seguimos siendo. Fue (y es) la lucha de las tinieblas contra la luz. De los opacos y tenebrosos contra la claridad y la transparencia. De lo oculto contra lo manifiesto. De la noche contra el día. De la mentira contra la verdad. De la muerte contra la vida. Del no-ser contra el ser.
Fue (y es) la derrota de la luz, de la verdad, de la nobleza, de la justicia, del ser… A la Alemania nazi se le hizo la guerra desde su nacimiento. El enemigo reunió ejércitos de todos los rincones de la tierra para destruir aquella esperanza. Fue una proporción 10:1.
No, no fueron los judíos las víctimas de la última guerra europea, sino los pueblos blancos: germanos, eslavos, baltos, finougrios (húngaros, estonios, fineses), helenos, pueblos neolatinos… Sobre todo los germanos alemanes: millones de soldados murieron en los frentes; millones de civiles ancianos, mujeres, niños, refugiados… fueron asesinados en los devastadores bombardeos anglo-estadounidenses de las indefensas ciudades; millones de soldados y civiles fueron entregados a la muerte por desnutrición o enfermedad en los primeros años de la posguerra. Los crímenes atribuidos a los alemanes (y la ‘estampa’ que desde entonces se nos ofrece del nazismo) no tenían otra intención que ocultar tales masacres a manos de los ejércitos aliados. Desviar la atención. Ocultar la verdad. Ocultar los crímenes propios.
*Hay que rendirle culto al periodo nazi. A su rutilante carrera y a su trágico final. A sus millones de héroes y de mártires. Tal grandeza y sublimidad requieren capillas, santuarios, templos, catedrales… aryas.
*Somos miembros de un pueblo, y debemos responder de ello. Debemos ser lo que somos, simplemente. Nosotros representamos a nuestro pueblo. Somos su imagen. Esta imagen se lleva con orgullo y dignidad. Si nos deshonramos a nosotros mismos, deshonramos a nuestro pueblo. Si deshonras a tu pueblo te deshonras a ti mismo. Una sola cosa tu pueblo y tú. Yo soy mi pueblo, esto debes decir. Que quien te vea, vea a tu pueblo. Dignos representantes del ser arya; esto debemos ser. Aspecto arya. Conducta arya. Clara, limpia, transparente; veraz.

Adagios de la Orden Arya  –la Orden de los nacidos aryas.

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Saludos, y hasta la próxima

Manu

martes, 2 de diciembre de 2014

118) Sobre nacionalismos y universalismos

Sobre nacionalismos y universalismos.

Manu Rodríguez. Desde Europa (02/12/14).


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*Este breve artículo vale como respuesta a preguntas que en ocasiones se me han hecho (por correo personal) sobre el tema del nacionalismo español de raíces fascistas representado por José A. Primo de Rivera (FE), Onésimo Redondo, y Ramiro Ledesma Ramos (JONS). Estos nacionalismos, al igual que el fascismo italiano o el nazismo alemán, tiene historia, abolengo. Y merecen todo nuestro respeto. Pero debo reconocer que mis simpatías están con el nacionalsocialismo alemán. E intentaré explicar el porqué.
Lo que me aleja esencialmente de estos nacionalismos es su relación con el catolicismo; con ese tradicionalismo de raíces cristianas. Encuentro una contradicción en el sostener ambas cosas, el nacionalismo y el universalismo cristiano (sea católico, ortodoxo, luterano, anglicano o de cualquier otra secta). El cristianismo, como cualquier otra ideología universal (religiosa, filosófica, o política), va, en esencia, contra todo particularismo nacional o étnico. Su mensaje, al igual que el del comunismo, se dirige a todos los hombre fueran cuales fuesen sus diferencias nacionales, étnicas, o culturales. Para el universalismo religioso, filosófico, o político, palabras como ‘nación’, ‘patria’, ‘raza’ y demás, carecen de sentido. Son ideologías apátridas, por naturaleza, y reniegan de naciones, razas y culturas.
También la democracia universal, hoy dominante, adopta las mismas consignas. No quiere fronteras. Esto le favorece en la medida que  lo que pretende es, en último término, el flujo sin obstáculos de mano de obra –apátrida–, y de capitales –igualmente apátrida. Hoy a esta tendencia, demo-liberal, se la denomina  globalización.
Universalismo, internacionalismo, o globalismo,  son términos para lo mismo.
Los diversos pueblos hemos padecido, a lo largo de los siglos, varias globalizaciones. Recordemos la globalización cristiana, la musulmana, la iniciada por la Revolución francesa, la comunista (la judeo-bolchevique), y la actual democracia universal. Para cualquiera de estas ideologías las diferencias nacionales, culturales, o étnicas, y la resistencia a perder tales claves identitarias son un obstáculo para sus propósitos de dominio. Y contra tales obstáculos combaten, con todas sus armas. Muchas han sido las etnias y culturas que han desaparecido bajo los distintos globalismos –en el pasado y en el presente.
Un cristiano, o un comunista, no pueden ser nacionalistas. Y a la inversa. Universalismo y nacionalismo son conceptos y valores antagónicos. No pueden ir juntos sin entrar en contradicción. (El concepto ‘nacional-catolicismo’, implica una contradicción en sus términos, pues el término ‘católico’, que proviene del griego, significa ‘universal’. Y la expresión ‘Iglesia Católica’ no quiere decir otra cosa que ‘Iglesia Universal’). Recordemos que el término ‘iglesia’, que también proviene del griego, significa ‘comunidad’.
Entiéndase que las recientes palabras del actual Papa en el Parlamento Europeo, que hemos escuchado estos días, con respecto a los flujos migratorios que padecemos desde hace decenios, no pueden ser más acordes con la ideología cristiana (más trans-nacionales, más trans-raciales…). Pretende que acojamos sin reserva a cuantos extranjeros consigan entrar en nuestras tierras. No otra cosa pretendía el filósofo judío J. Derrida cuando predicaba, no hace muchos años, la ‘hospitalidad incondicional’ con respecto a estos extranjeros. Dicho sea de paso, de seguir tales consejos desapareceríamos, y a muy corto plazo. Y todo parece indicar que es esto lo que se pretende en uno u otro caso –la extinción de los pueblos blancos europeos– mediante la prédica de ese altruismo suicida. No debemos esperar otro ‘mensaje’ de los líderes de los diversos universalismos  –religiosos, filosóficos, o políticos.
Puede decirse que cuando la Iglesia católica no ha mantenido este discurso transnacional y transracial se ha traicionado, y ha traicionado a sus seguidores. Un caso muy reciente de esta actitud lo tenemos en el Nacionalcatolicismo de Franco, donde ambos, Iglesia y Estado franquista, mutuamente se beneficiaron. También podemos mencionar las relaciones del Papado con el Estado fascista de Mussolini.
El fascismo italiano (Mussolini) firmó un concordato con el Vaticano en el 28´o el 29´ por el que se introducía la educación cristiana (obligatoria) en las escuelas, así como la catequesis y la primera comunión. La primera comunión (a la edad de 7 años) comenzó a generalizarse a principios del siglo XX (1910, Papa Pio X).
Hay que decir que esta iniciación religiosa universalista (que esta alienación espiritual) en edades tan tempranas hace muy difícil en la edad adulta acercarse a las tesis nacionalistas, lo normal es un desplazamiento hacia otros universalismos. Es notorio que este deslizamiento se produce generalmente hacia tesis socialistas y/o comunistas (que tienen los mismos fundamentos  y anhelos universales). Todos recordamos a los curas ‘obreros’ o a la Teología de la Liberación.  Podríamos decir que estas ideologías no difieren más que en cuestiones de procedimiento.  
Hitler puso en marcha una pedagogía estrictamente nacionalista y étnica. No prohibió la enseñanza religiosa (católica o luterana), ni mucho menos la persiguió (como hicieron los judeo-bolcheviques en la URSS –que llegó a convertirse en un Estado oficialmente ateo), pero contrarrestó la educación religiosa universalista cristiana mediante la introducción del nacionalismo étnico y cultural en las escuelas.
El nacionalismo alemán fue el más coherente de los nacionalismos del siglo pasado.  Las claves espirituales del nazismo estriban en la tierra, y en las señas de identidad étnicas y lingüístico-culturales compartidas por una amplia comunidad. La patria es la tierra que fundaron y trabajaron nuestros antepasados (nuestros verdaderos primeros Padres). Hablamos de claves identitarias ancestrales, milenarias.  Y éstas son las claves religiosas (religantes, vinculantes) que comenzaron a unir a los ciudadanos alemanes desde su infancia –en el nuevo orden nacionalsocialista. Éste fue el camino que encontró Hitler para subvertir la milenaria impostura judeo-cristiana y recuperar la propia historia, y el propio ser. Sabido es que aquel sublime movimiento fue frustrado en la II Guerra Mundial. Se le redujo hasta casi la extinción, y se le prohibió y persiguió –hasta nuestros días.
Otro aspecto que rechazo en los clásicos nacionalismos españoles es el uso de la violencia, y aquí me refiero a la violencia ‘programática’ que admitieron sus líderes. Quizás les pudo influir el fascismo mussoliniano –ciertamente violento. Pero no es el caso en el nacionalsocialismo de Hitler. Las SA y las SS de Hitler sólo usaron la violencia en defensa propia, cuando la iniciativa de la violencia partía de los comunistas, por ejemplo. Cuando se pretendía reventar los mítines y las reuniones de los nacionalsocialistas (cosa que ocurría muy a menudo), entonces entraban en acción las SA. A pesar de los asesinatos sufridos (más de 200) y de los múltiples heridos (más de 4000) a lo largo de los años, no tenemos noticia de que grupos de las SA o de las SS cometieran actos violentos o asesinatos, por iniciativa propia, sobre miembros del Partido Comunista Alemán. Tanto Hitler como Goebbels insistieron en que no se actuara con la misma violencia –salvo en caso de defensa. Insisto en el carácter puramente defensivo de las SA. Las SA respondieron siempre con sus puños y nunca portaron armas de fuego.
Se trata de no ser ni pacifistas, ni belicistas. Una buena preparación (física y moral) para rechazar las acometidas y las violencias de los agresores es suficiente. El derecho a la legítima defensa.
Por lo demás, el mensaje pacifista cristiano es letal para los pueblos y, desgraciadamente, ha tenido una influencia tremendamente perniciosa en la cultura y en la psicología de los pueblos europeos. “El cristianismo es el arte de convertir a lobos y osos en cabritos y corderos.”  Es el arte de debilitar, de ‘neutralizar’, de minar moralmente a las poblaciones; de hacer imposible incluso la defensa.
Si se piensa en la violencia ‘programática’, más arriba citada, en los grupos nacionalistas españoles, no se puede pensar en otra cosa que en la ignorancia (de sus supuestas raíces cristianas), o en la hipocresía.
Volviendo sobre el tema de las raíces étnicas y culturales o espirituales. En Europa, hasta los tiempos presentes, hemos tenido una cierta homogeneidad étnica y cultural (a pesar de las diferencias introducidas entre nuestros pueblos por las sectas cristianas). Digo hasta los tiempos presentes porque desde hace treinta o cuarenta años padecemos un flujo migratorio que está cambiando la faz de nuestros pueblos. Tenemos ya millones de africanos, asiáticos, y amerindios. La democracia universal  les concede, en apenas unos años, nacionalidad y derechos políticos. Hoy más que nunca peligran la patria, la raza, y la cultura. Si todo continúa como hasta ahora en cien o doscientos años seremos minoría en nuestras propias tierras.
En este trance ni las religiones universales, ni las ideologías políticas universales van a venir en nuestra ayuda. Bien al contrario. Pues, en buena medida, son estas ideologías las que respaldan y consolidan, por diversas razones, y por diversos medios, este estado de cosas.
Debo decir que es el cristianismo el que introduce en las culturas europeas las claves espirituales (étnicas) judías. Esto significa que desde hace siglos tenemos al dios judío como nuestro dios, que el libro sagrado del pueblo judío es nuestro libro sagrado, que el pueblo judío es el pueblo elegido, que los patriarcas (los primeros Padres) de los pueblos europeos son los patriarcas del pueblo judío, que la tierra sagrada de los europeos es la tierra sagrada de los judíos… En fin, este proceso acabó privándonos (a todos los pueblos europeos) de nuestras raíces culturales y del vínculo con nuestros antepasados; de nuestra historia y de nuestro ser étnico. Ahora la etnia privilegiada y única que había que tener en cuenta era la etnia judía (el pueblo elegido). Ni griegos, ni romanos, ni celtas, ni germanos… tuvieron ya nada que decir tras los periodos de las cristianizaciones –que fueron, casi sin excepción, violentas y forzosas. Esta violencia y obligatoriedad la han padecido todos los pueblos cristianizados a lo largo y ancho del planeta –que, al igual que nosotros, también han perdido los vínculos ancestrales con sus antepasados.
Y esto que decimos de los pueblos cristianizados (o mejor, judaizados), podemos aplicarlo también a los pueblos islamizados (o arabizados, habría que decir), o en los tiempos actuales a los pueblos forzosamente bolchevizados o democratizados. El resultado es el desarraigo de los pueblos, la pérdida de contacto con su propia historia, y con su verdadero pasado. Hoy no dudaríamos en denominar a tales procesos como etnocidios; como crímenes. Es un atentado contra el árbol de los pueblos y culturas del mundo, que es también el árbol de la vida.
Quiero decir con todo esto que el cristianismo no pertenece a nuestras señas de identidad; que es una ideología religiosa extranjera de origen judío que se nos impuso    –por la alianza entre el multiétnico y multicultural Imperio romano y la Iglesia universal (éste es el origen de la alianza entre la espada y la cruz). Que, en su momento, fuimos obligados a ser cristianos. Piénsese en las naciones actuales obligadas a ser, de grado o a la fuerza (desde la ONU, la OTAN y otras instituciones internacionales), demócratas y pluralistas, esto es, multiétnicas y multiculturales. Es el mismo fenómeno socio-político. Son las necesidades de los imperios de unificar de alguna manera la multiplicidad, la heterogeneidad étnica y cultural de sus dominios mediante consignas transnacionales y transculturales. 
Hay mucho que lamentar en el hecho de que los reyezuelos de los pueblos germanos (godos, longobardos, francos…), celtas, y eslavos continuaran con esta tenebrosa alianza (entre la espada y la cruz) que fue, en todos los casos, en detrimento de sus propios pueblos. Que no rechazaran aquella fe extranjera. Que se convirtieran en el brazo armado de los sacerdotes de divinidades extranjeras. Nunca lamentaremos lo suficiente la pérdida de nuestras ancestrales señas de identidad; la perdida (la destrucción) de información vital que hoy nos nutriría espiritualmente; aquella dolorosa ruptura. Desde aquel inicial desarraigo vagamos espiritualmente; botamos de ideología en ideología, de mundo en mundo, de fe en fe.
Las milenarias señas de identidad étnicas y culturales deben ser conservadas a todo trance, aun a riesgo de la propia vida. Esto es lo que honra y dignifica a los pueblos. El mantenerse étnica y culturalmente puros ante las avalanchas y ataques de los diversos universalismos, religiosos o políticos, que han asolado la tierra. Hoy son pocos los pueblos que han conservado su legado étnico y espiritual.  
El pueblo judío, que está en la raíz de varios universalismos (cristianismo, comunismo…), es uno de esos pocos pueblos que se han conservado puros (hablo de homogeneidad étnica y cultural). Los judíos, perversamente, crean, exportan y lideran ideologías universales religiosas, filosóficas, y políticas, transétnicas y transculturales, mientras conservan su pureza étnica y cultural. Son expertos en la elaboración de estas ideologías destructivas, desintegradoras de pueblos –de los pueblos otros.
Los procesos de cristianización, islamización, democratización y bolchevización siguen operando en África, en Asia, en las Américas y en todas partes. Destruyendo pueblos y culturas ancestrales. Desarraigando y globalizando, bajo uno u otro signo, a los pueblos de la tierra.
Estas corrientes universalistas son instrumentos de alienación y de dominio de los pueblos.  La intención final es poner en manos de una minoría, incluso a veces extranjera, al pueblo sometido a la cristianización (en manos espirituales de los judíos), a la islamización (en manos espirituales de los árabes), a la bolchevización (en manos espirituales de los judeo-bolcheviques),  o a la democratización (en manos del Imperio judeo-estadounidense  actual).
Hay que añadir que las culturas pre-cristianas, y pre-musulmanas, son sistemáticamente satanizadas, malignizadas, en estos ominosos procesos de ‘conversión’. Los términos que cristianos y musulmanes, usan para definir a las antiguas culturas y a los propios antepasados de los pueblos a ‘conquistar’ son todos peyorativos: paganos,  y kafires o infieles, respectivamente. Ser pagano, o infiel, es indigno, e inhumano. Se crea una literatura de propaganda dirigida precisamente a los miembros de estas tradiciones étnicas en las que se denigra de una u otra manera todo su legado ancestral; donde tanto el pasado como los propios antepasados quedan mancillados, difamados, calumniados. Tenemos sendas muestras de ello en los textos de los primeros cristianos en las tierras de Europa; en sus textos apologéticos (véase el paradigmático “Sermón con las supersticiones rurales” de Martin de Braga –siglo V–,  que trata sobre costumbres ‘paganas’ en la Península Ibérica).
 En los tiempos que corren, además de paganos e infieles, tenemos las categorías de fascista o nazi, que, independientemente de su origen histórico y de su razón de ser, han devenido los términos peyorativos usados habitualmente por ‘demócratas’ y comunistas (por ‘progresistas’ e ‘izquierdistas’) para denotar a los no demócratas o a los no comunistas –a aquellos que se le oponen. En boca de estos ‘izquierdistas’ tales términos han devenido negativos, malos, siniestros. Aún más, a los fascistas o nazis se les puede atacar, golpear, insultar, e incluso matar con buena conciencia. También en este caso contamos con una propaganda anti-nazi, o anti-fascista. Se ha mancillado, difamado, y deshonrado estas modernas tradiciones político-culturales. Se ha pervertido el  sentido original de estos términos. Se les ha satanizado. (1)
(Podemos comparar, con toda justicia, la persecución que padecieron los paganos o infieles por cristianos y musulmanes, con la persecución y el acoso que en los tiempos presentes padecen los fascistas o nazis por demócratas y comunistas.)
Generalmente estos universalismos dividen y enfrentan a los pueblos: cristianos contra paganos, creyentes contra infieles, demócratas o comunistas contra fascistas o nazis… Es el clásico ‘divide y vencerás’. Es la guerra perpetua entre los pueblos. La siniestra estrategia del comunismo (del marxismo) introduce en los pueblos ‘la lucha de clases’; dualiza y enfrenta a la población. Es un maniqueísmo perverso. Es, junto con la bomba atómica, una de las más devastadoras invenciones del ‘genio’ judío en los tiempos contemporáneos.
*Cabe la refundación  de la Falange (u otros movimientos históricos similares). Estos movimientos deben distanciarse del cristianismo. Deben ignorar el asunto árabe o ‘palestino’, dado que tan enemigos de las naciones europeas son los musulmanes como los judíos (y ambos pretenden ‘hacerse’ con Europa y el mundo ‘blanco’ en general –cada cual a su manera). No deben acoger en sus filas a nadie que no sea español o europeo (esto es, deben admitir sólo a los nacidos aryas) y esto quiere decir: nada de africanos, asiáticos o amerindios. Es esencial la homogeneidad étnica, racial, de sus miembros.
Es importante esclarecer el asunto de la violencia. No se debe hacer uso de la violencia salvo en casos defensivos –así pues, nada de iniciativa en los enfrentamientos, y nada de provocaciones gratuitas. Cuidado con los cabezas rapadas (skinheads), neonazis y otros, que pretenden identificarse con nuestro movimiento. Estos grupos no tienen nada que ver con el nacionalismo étnico, o identitario, que es, también, un camino espiritual. Debemos excluir absolutamente a esta gente de nuestras filas. Tampoco se deben admitir los tatuajes y los ‘piercing’ (o ‘pirsin’, en su adaptación castellana) entre nuestros miembros. Mentes sanas en cuerpos sanos e impolutos. “Mens arya in corpore arya.” Nuestro aspecto y conducta han de ser intachables, impecables.
Esta refundación y purificación que digo podría redundar en beneficio de estos movimientos nacionalistas. Me consta que de darse las condiciones que indico en el nacionalismo español, muchos jóvenes lo secundarían.
Son varias las razones por las que debemos recuperar las claves espirituales del nacionalismo étnico promovido por Hitler. Y el nacionalcatolicismo  español es el más severo obstáculo que nuestra gente tiene para alcanzar una conciencia clara del alcance y profundidad de este nacionalismo. El modelo para todos los nacionalistas europeos sigue siendo, hoy por hoy, el nacionalsocialismo alemán –en sus textos y en sus obras. No hay otro espejo, no hay otro camino.
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(1) De la reciente respuesta que di a un comentario en este blog destaco lo siguiente:
“Reconozcamos que estamos inmersos en un medio ambiente cultural progresista y de ‘izquierdas’, y multitud de aspectos de nuestra vida cotidiana llevan su firma, su marca: la sexualidad, la familia, la cultura, la política, la economía… Todo. Los tópicos abarcan prácticamente todos los aspectos de nuestra sociedad, y dominan en los medios sociales (prensa, cine, televisión…). Ya están viviendo su agosto. Esto no es nada nuevo, ya en las primeras décadas del siglo pasado se comenzaron a enarbolar casi los mismos tópicos destructivos (aborto, anti-nacionalismo, críticas a la familia…). Contra ellos luchó el nacionalsocialismo de Hitler.
La única manera de contrarrestar esta avalancha es precisamente contar con medios desde donde podamos emitir nuestro discurso, y gente informada dispuesta a exponerlo y difundirlo. Carecemos de medios de difusión de nuestros ideales (prensa –digital o no–, editoriales, televisión…). Hasta el momento estamos en minoría y somos impotentes.
Y no olvidemos que somos los malos, los ilegales, los prohibidos, los perseguidos –y no sólo para las instituciones jurídicas y políticas, también para la opinión pública. Pero antes que nada debemos recuperar la legalidad, y la palabra. Éste es el primer cometido del nacionalismo étnico en los tiempos presentes. Es una lucha jurídica en primer lugar. Debemos recuperar el derecho a expresar libre y claramente nuestra opinión y a difundir nuestra historia y nuestros ideales sin que esto nos conduzca a la cárcel. Pienso que blogs como el mío no se clausuran o se prohíben porque se les desconoce, porque no tienen amplia difusión. Si tuvieran el más mínimo éxito de público todo el peso de la (in)justicia caería sobre ellos.
Fíjate con que libertad, tranquilidad, y buena conciencia los líderes comunistas aparecen en nuestros medios difundiendo sus proyectos y teorías (Izquierda Unida, Podemos…). Nadie les pide cuentas por su criminal historia, y por sus rotundos fracasos  económicos (URSS, China…). Pese a todo, las simpatías del gran público están con ellos. Nosotros no recibimos más que el odio y la persecución. (Todo esto se lo debemos a esa masiva e intensiva propaganda internacionalista y anti-nacionalista que desde hace decenios el enemigo de los pueblos difunde desde  ‘sus’ medios de comunicación).
Limpiar nuestra imagen, y nuestro honor. Esto es lo primero. Juristas expertos necesitamos. De momento estamos en punto muerto, o a lo sumo en ralentí; sin  avanzar un solo paso”
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Saludos, y hasta la próxima

Manu