Expulsión, expulsión, expulsión.
Manu Rodríguez. Desde Europa (18/11/10).
*
*El islam hace ya tiempo que le declaró la guerra a Europa (y al resto del mundo libre). Busca nuestra destrucción. Cada musulmán que entra en nuestro territorio es un soldado, un enemigo. No debemos tener dudas al respecto.
Cuanto antes nos enfrentemos a esta realidad tanto mejor. El tiempo corre a favor del enemigo; todo tiempo sin tomar medidas efectivas, juega a su favor (aumenta su número, su organización, su fuerza…).
La mayor parte de nuestra clase política y de nuestros gobernantes no están enfrentándose a esta situación. Estamos solos, abandonados; amenazados, insultados, robados, golpeados, violados, asesinados. ¿Qué haremos los ciudadanos europeos? Cabe la posibilidad de un levantamiento popular; los ciudadanos europeos se declaran abiertamente contra el islam. Pero esto es tan sólo una posibilidad, un sueño.
Las agrupaciones culturales y los partidos políticos netamente anti-islamistas deben asumir que sólo hay una victoria concebible, la expulsión de estos millones de musulmanes asiáticos y africanos recién llegados a Europa. La recuperación de nuestro status (independencia, integridad, soberanía, libertad…), el retorno a la situación previa a esta masiva y siniestra colonización.
Ni asimilación ni integración, pues, sino expulsión, expulsión, y expulsión.
Tal programa (la expulsión) supondrá una declaración de guerra en toda regla contra el islam dentro y fuera de nuestro territorio. Es tiempo de enfrentamientos. Tenemos que estar dispuestos a arrostrar las terribles consecuencias que vienen. Vienen tiempos de guerra, de destrucción, y muerte.
Hemos de esperar las reacciones del ámbito islámico. Contra la población europea residente en sus países, contra nuestros intereses económicos… Y también en nuestros pueblos, ciudades, industrias, transportes, vías de comunicación y demás.
Europa en armas de nuevo, sí. Será una guerra de defensa, absolutamente santa, legítima. Será, o guerra, o pérdida del territorio y sumisión (islamización).
*No nos apenemos. A pesar de todo tenemos buenas noticias. Europa se levanta. En todos los países proliferan los movimientos (políticos y culturales) anti-islamistas. Hay motivos para la alegría. No más lamentos. No necesitamos más información, ya sabemos quién es el enemigo de nuestro ser, de nuestra casa, de nuestra madre-patria, de nuestra Europa. Ya sabemos lo que tenemos que hacer. Ahora se requieren cantos de guerra y de victoria. Que vengan los poetas y los filósofos guerreros. El dios nuestro ha atendido nuestros ruegos. Venceremos, fulminaremos, purificaremos. Alegrémonos los europeos. Ya viene la claridad, ya viene la luz, ya viene el día. Siento deseos de cantar, de saltar, de bailar. Eu!
Sea Europa la causa de los europeos de las presentes y futuras generaciones. Sea Europa nuestra tierra sagrada. Sea la cultura europea nuestra religión. Con estas consignas venceremos.
*
Hasta la próxima,
Manu
Manu Rodríguez. Desde Europa (18/11/10).
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*El islam hace ya tiempo que le declaró la guerra a Europa (y al resto del mundo libre). Busca nuestra destrucción. Cada musulmán que entra en nuestro territorio es un soldado, un enemigo. No debemos tener dudas al respecto.
Cuanto antes nos enfrentemos a esta realidad tanto mejor. El tiempo corre a favor del enemigo; todo tiempo sin tomar medidas efectivas, juega a su favor (aumenta su número, su organización, su fuerza…).
La mayor parte de nuestra clase política y de nuestros gobernantes no están enfrentándose a esta situación. Estamos solos, abandonados; amenazados, insultados, robados, golpeados, violados, asesinados. ¿Qué haremos los ciudadanos europeos? Cabe la posibilidad de un levantamiento popular; los ciudadanos europeos se declaran abiertamente contra el islam. Pero esto es tan sólo una posibilidad, un sueño.
Las agrupaciones culturales y los partidos políticos netamente anti-islamistas deben asumir que sólo hay una victoria concebible, la expulsión de estos millones de musulmanes asiáticos y africanos recién llegados a Europa. La recuperación de nuestro status (independencia, integridad, soberanía, libertad…), el retorno a la situación previa a esta masiva y siniestra colonización.
Ni asimilación ni integración, pues, sino expulsión, expulsión, y expulsión.
Tal programa (la expulsión) supondrá una declaración de guerra en toda regla contra el islam dentro y fuera de nuestro territorio. Es tiempo de enfrentamientos. Tenemos que estar dispuestos a arrostrar las terribles consecuencias que vienen. Vienen tiempos de guerra, de destrucción, y muerte.
Hemos de esperar las reacciones del ámbito islámico. Contra la población europea residente en sus países, contra nuestros intereses económicos… Y también en nuestros pueblos, ciudades, industrias, transportes, vías de comunicación y demás.
Europa en armas de nuevo, sí. Será una guerra de defensa, absolutamente santa, legítima. Será, o guerra, o pérdida del territorio y sumisión (islamización).
*No nos apenemos. A pesar de todo tenemos buenas noticias. Europa se levanta. En todos los países proliferan los movimientos (políticos y culturales) anti-islamistas. Hay motivos para la alegría. No más lamentos. No necesitamos más información, ya sabemos quién es el enemigo de nuestro ser, de nuestra casa, de nuestra madre-patria, de nuestra Europa. Ya sabemos lo que tenemos que hacer. Ahora se requieren cantos de guerra y de victoria. Que vengan los poetas y los filósofos guerreros. El dios nuestro ha atendido nuestros ruegos. Venceremos, fulminaremos, purificaremos. Alegrémonos los europeos. Ya viene la claridad, ya viene la luz, ya viene el día. Siento deseos de cantar, de saltar, de bailar. Eu!
Sea Europa la causa de los europeos de las presentes y futuras generaciones. Sea Europa nuestra tierra sagrada. Sea la cultura europea nuestra religión. Con estas consignas venceremos.
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Hasta la próxima,
Manu